Huesca tiene tantos rincones hermosos que es difÃcil digerirlos, y muchos menos plasmarlos en escritos tan cortos como son los artÃculos de Internet.
Hoy vamos a hablar de los pozos de nieve, o de hielo, como lo prefieran. Ya que han sido parte de la economÃa domestica durante muchos años. Estas rutas que se salen fuera de los tradicionales caminos turÃsticos no hay que olvidarlas ni desdeñarlas, ya que son verdaderas maravillas, que duermen abandonadas como secas, con sudores de antaño.
Si nos acercamos a Salillas, en tierras del Guatizalema, encontraremos un pozo de nieve, dejado de la mano de Dios, donde gustosamente el Sr.Joaquin, vecino de los pocos que quedan en dicha localidad, les enseñará dicha oquedad del cerro, en una bodega enclavada en la herida de la roca, donde hace ya un largo tiempo, se introducÃa la nieve caÃda, entre manojos de paja, para conservarla para después sacarla y venderla a lomos de bestias en la ciudad. La fotografÃa muestra restos de un Pozo de Hielo y Nieve en Bentué de Rasal (Fuente de la FotografÃa)
El hielo se usaba para muchos menesteres, sobre todo importantes, como era la conservación de los medicamentos, (penicilina etc), como también en las fiestas, como medida de conservación de los productos, asà como también para refrescar un buen clarete (vino rosado) a falta de bodegas.
Por la singular orografÃa del terreno, Huesca disponÃa de gran cantidad de zulos con nieve de invierno, que dÃa a dÃa se apretaba sin cesar para compactarla para conseguir que el deshielo no le amenazara con los calores del verano.
Los tiempos han cambiado pero no tenemos que olvidar dichas labores en nuestros recuerdos, pregunten, visÃtenlos y entenderán un poquitos más estas tierras de Huesca (Aragón).
Huesca mira al futuro con los recuerdos.