RECUERDO DE UNA NAVIDAD (Cuento Navideño) A veces pienso que hay una cierta similitud entre la Navidad que se celebra en Laponia (Finlandia) y las tierras de Aragón, en concreto en el Pirineo, porque en el fondo, estos días son entrañables en todos los rincones del mundo. Sin animo de competir con Santa Claus, que vive en un pueblo, donde el frío es fiel compañero de su existencia, y de su inseparable reno “Rodolfo”, digno testigo de sus andanzas a través de la noche polar cargado de regalos para niños y mayores, y siempre envuelto en ese halo de misterio y magia que escudriña el horizonte a través de sus gafas de montura redonda y barba cristalizada por el frío. Pero hace años, a falta de Santa Claus llegaban los Reyes Magos. En concreto había uno que significaba mucho para mi, el Rey Melchor, que era lo más parecido a mi tío Antón; alto, gordinflón, barba canosa y con esa sonrisa perdida y bonachona a la vez. Solo hace falta imaginación infantil y gana de vivir la Navidad. En un pueblo del Pirineo cuyo nombre lo he perdido de mi memoria, vivía mi tío Antón, allá por los años sesenta. […]
MILAGRO DE LA NAVIDAD (Cuento navideño) Paseando por mi calle de la gran ciudad, bajo el frío implacable de un día de invierno, la Navidad me envolvía como si fuera una gran bufanda sedienta de calor entre neones amarillos y rojos, coronados con lucecitas parpadeantes, semejantes a los guiños de estrellas lejanas del firmamento oscuro de una noche nítida y limpia de un verano cualquiera. Me movía con mis pasos cansinos, pensando que un halo divino embrujaba a las gente en su deambular tardío a través de escaparates y comercios. Padres acompañados con sus niños ateridos de frío recorrían con frenesí las aceras de la ciudad, (como si la vida les fuera en ello), buscando tiendas para hacer las ultimas compras navideñas con el claro fin de regalar a sus seres queridos. Mientras, una castañera enfundada entre la lana de su abrigo y el brasero repleto de carbón enrojecido, ofertaba sus productos calientes para combatir el frío de las manos en la antesala de la Navidad.; un pobre de solemnidad hacia corro entre la multitud humana de empujones a la entrada de un comercio, pidiendo ayuda y apelando a la sensibilidad navideña. Estuve largo rato observando a los niños de […]
EL ÚLTIMO VECINO (Cuento Navideño) El día acaricia la escarcha fría del sementero entre los solitarios montes del Somontano y calles olvidadas de mi aldea, tan ignoradas como mi persona en este día de Navidad. Guiños de sol intentan traspasar las heridas de las ventanas, en plena competencia con el canto de un ronco gallo, que hace que despierte de mi aletargado dormir. En mi alcoba fría, arropada de edredones de lana esquilada de ovejas recién paridas y acunados de recuerdos, alegre y melancólica, despierto y sonrío por el nuevo amanecer. Esparcidas muelas juguetean en mi boca con mí hablar solitario, mientras el fuego, con secas aliagas, reaviva las llamas consumidas de la larga Nochebuena. Se oye nuevamente el gallo, tan despistado como yo, pues los años le han hecho perder el control del tiempo, mientras en mi subconsciente juguetean los recuerdos, recordándome el resonar pardo de los sonidos de la lejanía, disparos de agonías, allá donde las tapias se juntan con el cielo, olvidándose en unos sequeros de voluntades. …Y fue un día de Navidad, alegre y frío de tinieblas, cuando mi aldea quedó marchitada como las flores secas de un miserere mal cantado….Y fue un día olvidado del […]