Aneto Embrujado

Aneto Embrujado

ANETO EMBRUJADO
(Un bien de Huesca sin retorno)

Hablar de nuestro Pirineo es sentir el Aneto.

Esta cumbre es la formación rocosa más alta de nuestros valles pirenaicos, muy por encima de la Maladeta, el pico del Alba, el Aragüells, el Ballibierna, el Russell, el Tempestades, el Margalide, el Mulleres, la Forcanada, el Salvaguardia, así como el Sacroux, el Maupas, el Cabrioules, o por qué no, los Gougs Blancs y los Spinjoeles, o también el lago Cregüena y el maravilloso paraje de las alturas de Aigualluts.

Cimas cerca Aneto

Fuente de la Fotografía

Como podrán observar, todas estas cimas se mueven en el límite de la frontera entre España y Francia. Antiguamente, nuestros antepasados se movían entre estos valles, con sus trueques y mercancías sin colores partidistas ni nacionalidades, haciendo uso de sus cimas con nombres propios, como la casa de cada uno.

El Aneto, que tan bien lo supo plasmar la escritora francesa Nanou Saint-Lèbe en su novela “Las nieves del Aneto”, es digno de ver desde todos sus ángulos, ya que se mantiene impasible, con sus canas perpetuas en el horizonte, como las veletas de las chimeneas sobre las casas de piedra de nuestros pueblos pirenaicos.

Pienso que dicha cima se mantiene embrujada, ya que multitud de escritos se han plasmado sobre el Aneto, así como ese legado de cuentos y leyendas que han perdurado a través de los siglos en los corrillos de nuestros abuelos, a la lumbre de un buen hogar de invierno, aderezado por las alegres llamas de nuestras aliagas arrancadas a los montes otoñales.

Aneto

Fuente de la Fotografía

Por último, decirles que esta formación rocosa como embrujada, se encuentra en la orilla occidental del río Noguera Ribagorzana, frontera entre Aragón y Cataluña, o sea Huesca (y no como indican en algunos libros publicados, que lo sitúan en el país Catalán con el sinónimo del pueblo de Aranés).

Pero aparte de estas pequeñas lindezas, pues al fin y al cabo que más me da, el Aneto es parte la historia de España, embrujado o no. Por eso acabo este artículo con una frase:

“Al Cesar lo que es del Cesar”, sin más contemplaciones.

Huesca y sus maravillas

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