CANDASNOS
CANDASNOS
(El aquelarre de la niebla o, por qué no, del oeste a la Scala)
Este lugar de los Monegros, que tan gratos recuerdos trae a mi memoria, duerme sobre las planicies de la estepa, mirando al norte de la provincia de Huesca y dejando que la niebla se deslice hacia tierras catalanas buscando nuevos horizontes.
Ya algún escritor dijo que la sílaba inicial Can- bien podría proceder del latín campus-i, y las dos siguientes, -dasnos, fruto de una contracción “de asnos> d´asnos> dasnos”, craso error, ya que esta hipótesis no se aguanta en pie, además de parecer ofensiva para los lugareños de esta localidad, y la verdad que no es mi intención faltar con este escrito a dichos vecinos.
Candasnos es un topónimo ibérico, lo cual resulta normal si atendemos al primitivo doblamiento de la zona, del que se conocen los yacimientos de la Edad de Bronce de Valdeladrones, Valpatao y Cabezo de la Vieja, pues se trata de una composición de la que ya conocemos su primer elemento, “Kando”, niebla. El segundo es el verbo “azi”, crecer, intensificarse, espesarse, que también puede ser adjetivo con valor de grande, creciente, espesa. Por último, el adverbio del lugar “nontsu”, donde, aproximadamente, poco más o menos.
Los fenómenos fonéticos que observamos son los siguientes:
Kand(o)azi, az(i)nontsu, azi, estos fenómenos nos llevan de la mano a grandes rasgos a la palabra Kandasno(n)s. o sea que la traducción propia del topónimo CANDASNOS es simplemente “donde poco más o menos se espesa la niebla”.
Después de esta introducción arrancada de un gran historiador como es Bienvenido Mascaray sobre la toponimia de Candasnos, me lleva a sus parajes con mis recuerdos, no sin cierta emoción, ya que durante muchos años estuve veraneando en este pueblo, tiempos difíciles donde el agua para el consumo humano procedía de una charca situada en el centro del pueblo. Pienso que dicho líquido estaba más poblado de habitantes que la susodicha localidad, Sus casas y la iglesia con su torre dejaron en mi retina esa sensación del desierto bañado de sol, y sobre todo, la niebla, dejando el paisaje embrujado con sus aquelarres de brujas,
El cierzo paseaba sin cesar por las calles, procedente del Pirineo o por qué no, del Moncayo de Zaragoza, aullando y clamando desde hace mucho tiempo un lugar en estas tierras de Aragón. Los días de tormentas, y la verdad que eran escasas, descansaban las nubes sobre el pantano de Mequinenza con sus roncos ronquidos, y las noches ¡ay las noches! de verano, el gran largometraje del desierto, EL CIELO ESTRELLADO, aderezado con el canto de las cigarras y grillos.
En fin, que más les voy a decir de este bello pueblo llamado CANDASNOS, que duerme sobre la estepa de los Monegros, que con palabras no se puede describir, pero les animo a que lo visiten y perciban todas estas sensaciones que he intentado plasmar en este escrito, y posiblemente descubrirán esta parte de la provincia de Huesca que tiene aún mucho que decir, con olores de romero o por qué no, de palomitas recién hechas con el macroproyecto que parece que se va a realizar en dichas tierras.
Espero que los implicados en esta aventura sepan mantener y vender estas sensaciones, por difícil que sea, ya que los Monegros es parte de nuestra cultura aragonesa:
Parque de Ocio = conservar naturaleza.
Hoteles = respetar el medio ambiente.
Norias altas = divisar tierras ariscas y las brujas con sus aquelarres, ¡para el recuerdo!
Se lo pide con sus humildes letras los recuerdos de un poeta y las contradicciones de un empresario, que lo que quiere es trabajo para esta parte de Aragón, respetando a los Monegros, y creo en lo más profundo de mí ser que habrán contemplado estas pequeñas reflexiones en sus despachos. Confío plenamente en esta ¡realidad!
No nos defrauden….
Web Oficial e imagenes: www.candasnos.es