FAGO
FAGO (Espinas sin rosal)
Prometí escribir sobre el crimen de Fago (en mi anterior articulo que nombré a dicha localidad), y la verdad es que no me sirve de gusto relatar dicho acontecimiento, ya que no es mi estilo ni tampoco es la línea de este blog, pero lo prometido es deuda, así que voy a comentar sobre dicho suceso, aunque creo que se ha escrito todo sobre dicho asesinato.
Se ha intentado crear una simbiosis con los crímenes que acontecieron hace unos años en el Pirineo, como fueron (la de una prostituta francesa que apareció calcinada junto a una carretera, un vecino de San Juan de Plan muerto a golpes para ser escarmentado, un joven de Ainsa cuya muerte sacó a la luz una red de tráfico de drogas en la zona y una mujer de rasgos sudamericanos que fue hallada ahogada y desnuda en el río Cinca o por ultimo el del forestal de Arguis), son los capítulos de la crónica negra del Pirineo que aun están por cerrar.
Hablar del crimen de Fago es aventuroso, y mucho menos para un escritor que no es profesional en estos lances, pero para introducirse en este tema hay una cosa importante a tener en cuenta y es que debemos comprender donde se ha ubicado dicho acontecimiento. Fago y por supuesto todo los rincones del Pirineo, hacen gala (los montañeses), de vivir en un mundo aislado con reglas propias, que vagan entre el silencio y la opresión que se siente por la montañas y sobre todo en una geografía tan abrupta que hace de los habitantes sean reservados y controvertidos, aunque en este caso según comentan los lugareños “ya se venía venir”, siempre me ha llamado la atención las sentencias tan arcaicas de los habitantes del profundo Pirineo que viendo venir los acontecimientos se han limitado a dejar sus comentarios en tertulias alrededor de un hogar encendido.
Miguel Grima, alcalde asesinado de dicha localidad, parece ser que era un hombre honorable, valiente, sin que nada oscuro o turbio, salvo prueba en contrario pudiera mancharle, le segaron la vida de un disparo certero a la vuelta de una curva cuando llegaba a su pueblo una noche cualquiera, se especuló mucho sobre la autoría del asesinato, si fue uno, dos o tres personas las que estuvieron implicadas, pero la realidad es que solo hay un imputado en la cárcel sobre dicho acto.
Crear una relación con los otros asesinatos, desde mi punto de vista personal, es una utopía, Miguel Grima, murió por envidias, las de su contrincante político en las urnas, sin más, quizás fue precedido por los acontecimientos de su amor a esta tierra, sin concesiones banales ni partidistas, sino con la honradez que le caracterizaba. En un principio Miguel Grima y su presunto agresor (Mainar) eran amigos para después cruzarse las desavenencias entre ellos hasta que una noche con alevosía asesinarlo, sin más consideraciones a dicho amigo. dejando abierta la puerta de los conflictos vecinales.
Ser alcalde de un pueblo pequeño, donde el día a día conviviendo con los vecinos, es más problemático de lo que parece. Los intereses de estas pequeñas localidades, que a muchos de nosotros, ciudadanos de las grandes urbes nos parecen irrisorios, son parte de la convivencia mal llevada. Un alcalde no tiene retribución alguna por su labor, invierte horas, tiempo y su dinero, y saben una cosa, por mal que lo haga merece todos los respetos del mundo, ya que se entrega con pasión, por amor al pueblo, e intenta ser equitativo en sus decisiones aunque a alguien le moleste. Y este es el caso del alcalde de Fago.
No he querido escribir con morbo, dejando detalles ampliamente conocidos a nivel nacional, sino más bien desde un prisma personal y generalizando dicho acontecimiento, y sobretodo mientras no se demuestre lo contrario, no existe ninguna conexión con los sucesos acontecidos de otros asesinatos por estas tierras.
Solo fueron envidias mal llevadas las que desencadenaron dicho asesinato en un paraje tan maravilloso como es Fago, así de sencillo y así de cruel.
Recuerden a Fago por su belleza, no por las hojas caídas del rosal.