CIUDADES VANGUARDISTAS


CIUDADES VANGUARDISTAS

(Crítica social)

Y sigo con mi ironía aragonesa:

Cualquier ciudad que se precie de cosmopolita y vanguardista, quizá se debe atener a unas normas básicas. Yo soñé una vez con una avenida llena de cabinas individuales, con colores llamativos, luces de neón (parpadeantes y destellantes), colas inmensas al pie de las entradas y, algunos con el colchón a cuestas para no perder la vez.

Unas anunciaban en la puerta:

Cabina para fumadores (por 1 euro 15 cigarrillos a consumir)

Cabina para toses mal curadas (por 1 euro tosa lo que quiera antes de salir)

Cabina para reciclar pintores frustrados (por 1 euro pinte graffitis en la pantalla digital y desahóguese)

Cabina cilíndrica para enseñar a los perros (por 1 euro deje a su perro que se las apañe para hacer sus necesidades)

Cabina para no joder al prójimo (por 1 euro piense, piense y, no joda al vecino)

Cabina para reciclar aguas menores (por 1 euro evacue en el interior sus menesteres, antes que le coja la necesidad imperiosa fuera de este recinto)

Cabina de recogidas (deje lo que quiera y pulse el botón rojo para recoger 1 euro que deberá entregar al primero que se lo pida en la calle)

Fue un sueño idílico, o no fue un sueño… ¿quién sabe?. Sueños, sueños son los que llevaron al poeta a escribir… por una ciudad mejor.

¿Pero saben una cosa? La última escena de este sueño fue la visión de una cabina separada de las demás. No tenía cartel anunciador, ni acaso luces llamando la atención. Era simplemente una cabina austera, la que invitaba a entrar con cierto temor para seguidamente ver salir a los ciudadanos con estupor y sorpresa, pues en la pared de enfrente, en el interior, colgaba un hermoso cartel que decía:

“¡Para que has entrado!”

Para pensar….

Roberto Pac