Formigal, su entorno y leyenda


FORMIGAL

(El techo blanco de Huesca)

¿Quién no ha oído hablar de Formigal?, los esquiadores seguro y los no profanos en este deporte me imagino que también.

Formigal se ha hecho sitio en el Pirineo, gracias a sus pistas de Ski, a sus parajes y montañas cubiertos de senderos que te llevan a la zona de Anayet y su pico; y sobre todo porque tiene el paso fronterizo con Francia a través del Portalet (en invierno, como en muchos sitios del Pirineo, por la gran cantidad de nieve, se entra a las edificaciones por el primer piso).

Este bello paraje de mi tierra, tan cerca de Huesca capital, a tan solo una hora de camino con coche, siempre me ha maravillado, ya que esta provincia, se puede visitar a vuelo de pájaro,(pasamos del frío polar al desierto de los Monegros en muy poco tiempo).

Formigal es paisaje, nieve y primavera, silenciosa y ruidosa, donde su iglesia te recibe con sus campanas albinas con una cierta nostalgia, ya que se levantó piedra a piedra traídas del cercano pueblo de Basarán, haciendo constar de dicho templo su torre con dos ábsides que aparecen en los consabidos frisos de baquetones y las arcuaciones murales, (algunas partes de la iglesia son falsas, quiero decir que se añadieron a falta de piedras perdidas del tiempo).

Iglesia Formigal

Iglesia Mozarabe Formigal

Fuente de la Fotografía

Por dejar una leyenda de tan hermoso techo de mi tierra, he rescatado un relato de la pagina “CAI Turismo Aragón” que dice;

“Según cuenta la leyenda, en la montaña de Formigal habitaron las formigas/hormigas blancas que protegieron a la diosa Culibillas. Balaitús acabó con muchas de ellas, haciendo aparecer así la nieve en Formigal.

Culibillas era hija de Anayet y de Arafita. En aquellas elevadas cimas donde apenas son capaces de sobrevivir algunos animales, habitaban unos insectos milenarios, las hormigas blancas que habían elegido para vivir las laderas de Formigal.

Cubilillas, pasaba largos ratos juntos a ellas, disfrutando de su amistad. Cerca de allí, el gran Balaitús observaba con placer a Culibillas, y quiso hacerle su esposa. Pero Culibillas era inocente como una niña, y sus juegos se limitaban a compartir risas y alegrías con las hormigas blancas. Viéndose desdeñado una y otra vez, Balaitús decidió secuestrar a su amada. Conocedoras las hormigas de las intenciones perversas de Balaitús, abandonaron en tropel su segura morada de Formigal para proteger a su amiga. Cubrieron todo su inmenso cuerpo de la diosa y la ocultaron así de la vista de Balaitús, quién abandonó su propósito, no sin antes aplastar con furia a miles y miles de hormigas blancas. A partir de este momento, la cima de Formigal quedó cubierta de nieve.

Peña Foratata

Culibillas, en agradecimiento, clavó un puñal en su pecho para cobijar en su interior a las hormigas que sobrevivieron a la ira de Balaitús. A este agujero se le llama aún hoy en día Forato de Peña Forata, y está junto a Sallent de Gallego. Dicen que si uno acerca el oído a él, podrá escuchar las rítmicas palpitaciones del generoso corazón de Culibillas”.

Este mito ha dado origen al Formigal, ya que la palabra formiga y hormiga van de la mano en aragonés.

Espero que no les haya aburrido con esta leyenda, pero la verdad es que mi tierra es así, audaz y misteriosa, entre relatos sacados al calor de una hoguera en las largas tardes del invierno.

Huesca para disfrutarla y escucharla.